Es un pequeño monte plagado de miles de cruces.
¿De dónde salieron? La versión más extendida dice que los lituanos
empezaron a colocarlas allí espontáneamente en 1831 y en 1863, después
de dos rebeliones fallidas contra la Rusia zarista. Los familiares de
las víctimas, al no poder recuperar los cuerpos, pusieron una cruz por
cada uno de los caídos. Se calcula que de las escasas 20 cruces
iniciales se pasó a casi 200 antes de finalizar el siglo. Y es que la
Colina de las Cruces tomó fama no sólo como lugar de culto católico,
sino como símbolo de la resistencia contra el invasor.
Durante las siguientes décadas, esta vez bajo ocupación soviética, los
lituanos continuaron rebelándose y colocando cruces en la colina pese a
las prohibiciones y los numerosos derrumbes que provocaron las
autoridades comunistas. Así pues, este ha sido por décadas un lugar de
devoción a la fe católica pero, sobre todo, un símbolo de la
independencia lituana, alcanzada finalmente en 1991. Sea como sea, el
lugar atrae a numerosos fieles (incluido el Papa Juan Pablo II, que la
visitó en 1993 y ofició una misa con miles de asistentes) y a
multitud de curiosos. En cuanto al número de
cruces, se calcula que hoy en día podría superar las 200.000.
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